viernes, 27 de noviembre de 2009

Túnez. Dos años después

Acabo de regresar de Túnez. El proyecto Diálogos Ribereños ha sido de nuevo el artífice de esta visita de trabajo que me permite seguir muy de cerca la transformación de un país azotado, como todos, por la crisis, sólo que su crisis es mucho más profunda, más arraigada, más acaparadora.
No es la primera vez que escribo en este blog de mi segunda casa. Como miembro de la "familia política" tunecina -a estas alturas así me siento vinculada-, no puedo dejar de ver como los más jóvenes hacen que una sociedad se transforme para bien y para mal. Parece mentira que las reacciones a momentos que se prestan a que las gentes se vuelvan más conservadoras, más introvertidas, más vueltas sobre sí mismas, resuelvan sus vidas con una buena dosis de hedonismo. Y sí: no es que lo parezca, es que es una contradicción.