miércoles, 20 de enero de 2010

Shalom, Shmuel Hadas.

Después de algún tiempo sin escribir en el blog y muy a pesar de que ahora toda la atención está ahora dirigida hacia el horror de Haití (cómo si nunca antes hubiese habido horror en el país caribeño), quiero poner la mirada en un hombre que acaba de dejarnos. Con él, se ha ido un eslabón en la cadena de costosos esfuerzos por conseguir al menos un mínimo de equilibrio en Oriente Medio, otra de las zonas más calientes del planeta.

Tuve el privilegio de conocer a Shmuel Hadas durante la organización del
I Foro Internacional sobre Diversidad e Interculturalidad que se celebró en la ciudad del Córdoba el pasado mes de marzo. El Sr. Hadas era miembro de la Comisión Asesora y tuvimos la oportunidad de conversar en repetidas ocasiones sobre muchos temas: algunos más triviales que otros.

Recuerdo que me declaró su pasión por el baloncesto -eso lo sentí como una confesión muy personal-. Me lo contó de camino a su Hotel en Madrid justo el mismo día en que se celebraban de las últimas elecciones parlamentarias en Israel, las del 10 de febrero del 2009.

En el mismo trayecto el Primer Embajador de Israel en España también me expresó -con la moderación del discurso que le era propia- su inquietud ante los posibles resultados de unos comicios justificados una vez más trás una simple crisis política. Pero lo preocupante era el balance: 25 días de Operación Plomo Sólido resultaban en un viraje a la derecha de los votantes -ya hace tiempo que de estas huestes colmadas de odio e impotencia, nadie puede salir victorioso-. Y esta inquietud no podía ser menos alarmante viniendo de un tenaz trabajador por el diálogo.

Shmuel Hadas me pareció un hombre de firmes convicciones, honesto en su trabajo y ante la vida, pero también entrañable, dadivoso en sus gestos y en sus reflexiones. No faltó a una sola cita en Córdoba y nos regaló con su testimonio el ejemplo de un hombre que luchaba por romper las barreras que ponen límites a la convivencia.

Mi pesar por la pérdida de un hombre del que en tan poco tiempo,tanto aprendí. Sus deseos estarán en mis oraciones

1 comentario:

Anónimo dijo...

De las personas inteligentes y bondadosas como Shmuel Hadas permanecen vivas sus ideas, sus palabras y sus acciones, de las que aprendemos algo que nos hace mejores. Seguirá vivo si hacemos nuestras sus cualidades.